Observé largamente los restos de ceniza de mi cenicero improvisado en la arena. Blanca, mortecina, como la carne infecunda, cercana a su fecha de caducidad. Tras la muerte de Michael Jackson -pensé- el mundo parece haberse trastocado. Tal vez era yo la que se encontraba fuera de lugar, la que no está en sus cabales. De toda manera, no me apetecía hablar. Sentía el aire del mar revolverme el pelo, y por un instante una sonrisa escurridiza me cambió la cara. Sí, aún me acuerdo de ti. Sí, aún conservo tus cenizas. Sí, aún sonrío.
¿Qué haré cuando la brisa se convierta en viento y se lleve la ceniza con él? ¿Qué haré cuándo ya no haya muerte que esperar, cuando ya no haya vientre yermo ni corazón blanco hielo? ¿Qué haré cuando no me queden ni tan sólo cenizas? - A veces me asaltan dudas demasiado estúpidas.
Realmente sólo hay una cosa que me preocupa. Valencia huele fatal en verano. Y creo firmemente que es cierto.
Sonreiré, cuando la ceniza se vuele, sonreiré.
Ballarina amb ram de flors
Hace 2 días