sábado, 19 de febrero de 2011

En tierra de cerdos.

Fumaba como una locomotora, a cladas cortas y rápidas, como si tuviera la maldita intención de llenarme las venas de humo.

Sólo os oigo quejaros... miles de voces chillonas e irritantes que acarician mi piel peligrosamente, que maldicen y blasfeman. Sabéis que? Un día va a darme igual, dejaré de hundirme con vosotros. No me callaré... chillaré hasta que mi voz se rompa o os rasgue la piel, os perfore la carne y os quiebre los huesos, hasta hundiros en ese mar negro con el que intentáis rodearme.

Que os jodan. A todos.





"El juego es así, no esperes más a tu suerte. Dentro de mí también existe un demente."


El Fatástico Hombre Bala - Tierra de cerdos.

sábado, 15 de enero de 2011

Espera.

Tengo que contarte la verdad.
Sólo valgo la pena tras un par de cervezas.
Sólo se me ocurren las genialidades cuando sufro insomnio,
cuando estoy al borde del coma etílico
o al borde de la recapitulación.

El resto del tiempo estoy en una isla desierta
y me encaramo a la primera rama que veo
como un gato de bigotes y cola larga
para verte desde lejos,
para olisquear en el aire tu presencia,
y espero a que naufragues
y llegues irremediablemente a mi playa,
a mi islote desierto,
dónde soy yo la reina, soy esclava y soy noble.

No soy más que una maldita niña caprichosa,
una obstinada,
que espera y desespera,
convencida de que el mundo terminará llevándote a mi,
y que sólo así conoceremos la verdad.
Nuestra verdad.

Hay veces que siento que no soy la única en este lugar
y busco desesperadamente esa presencia que se insunua.
Tras la espera, los nervios, la excitación...
me doy cuenta que no es más que el fantasma de mi voz,
que en un descuido he alzado más de lo debido
y me persigue, me acusa, me muerde, me araña...
y luego lame mis heridas me besa, me ama,
me dice que no pasa nada,
que algún día alguien vendrá a por mi
y dejaré las largas horas de espera en la rama
para caminar con tacones de cristal en mi palacio de arena.

martes, 14 de diciembre de 2010

Frío.

Desnuda en su cama fuma Ducados rubio y piensa en él, como muchas noches.
A veces piensa en sus manos. Otras medita todas y cada una de las palabras que ha oido de sus labios. Y, las más de las veces, imagina qué miradas se escondían tras cada una de esas palabras. Hoy piensa en su frío e inicia un intenso debate consigo misma. Se le hace más intensa su ausencia y parece que la escarcha de su aliento la enmudece. No para de preguntarse qué es lo que él necesita, lo que ella debería hacer por él, para que sé dé cuenta de que un sí, significa siempre sí, y que un no, no es negociable. De que ella también necesita ese calor espontáneo de unos versos absurdos en la tercera hora del insomnio.
Ese frío le tensa la piel y los labios y le prepara el cuerpo para esa intensa búsqueda del calor en sus últimas palabras. Hace que su mente busque obstinadamente un motivo, una causa, un efecto. Pero cuando la escarcha metálica de su momentáneo retroceso le cubre la boca, el dolor se hace más punzante, casi real. Ese frío, en última instancia, se convierte en una verdad aplastante e irrefutable y las pruebas no son necesarias para que ella apague el cigarro sintiéndose culpable. Irremediablemente culpable.
Al final dormirá bien, soñará, y se levantará al día siguiente para volver a empezarlo todo desde el principio.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Memoria da noite

Sobre una melodía de Luar na Lubre, un poeta gallec, Xavier Cordal, posa lletra i sentiment, arrel de la catàstrofe del Prestige.

Més tard, Mägo de Oz, en part per s'interés que tenen per sa música celta, per sa col·laboració amb Luar na Lubre en més d'una cançó, i en concret, per sa fascinació que senten per Galícia (i solidaritzant-se, com molts altres, amb aquesta terra afectada pes Prestige) també en fan una versió.

I jo, enamorada com estic de Galícia, no puc deixar de tararejar sa cançoneta cada vegada que la sent.


Memoria da noite - Luar na Lubre




Memoria da noite - Mägo de Oz




Madrugada, el puerto empieza a dormir, amor,
la luna se balancea sobre las olas,
piso espejos antes de que salga el sol
en la noche guardé tu memoria.
Perderé otra vez la vida
cuando rompa la luz en las rocas,
perderé el día que aprendí a besar
palabras de tus ojos sobre el mar.
Perderé el día que aprendí a besar
palabras de tus ojos sobre el mar.
Vino el luto antes de venir el rumor,
lo llevó la marea bajo la sombra.
Barcos negros surcan la mañana sin voz,
las redes vacias, sin gaviotas.
Y dirán, contarán mentiras
para ofrecerselas al Patrón:
querrán cerrar con unas monedas, quizás,
tus ojos abiertos sobre el mar,
querrán cerrar con unas monedas, quizás,
tus ojos abiertos sobre el mar.
Madrugada, el puerto despertó, amor,
el reloj del bar quedó varado
en la costera muda de la desolación.
No vamos a olvidar, ni perdonarlo.
Volverá, volverá a la vida
cuando rompa la luz en las rocas
porque nosotros arrancamos todo el orgullo del mar,
no nos hundiremos nunca más
que en tu memoria ya no hay vuelta atrás:
no nos humillareis NUNCA MÁS.

domingo, 31 de octubre de 2010

El árbol de las brujas.


La Fiesta de las Brujas.

Disimulo. Gatos caminando de puntillas. Sigilo y cautela. Pero, ¿por qué? ¿Y para qué? ¡Cómo! ¿Quién? ¡Cuándo! ¿Dónde en verdad empezó todo?


No lo sabéis, ¿no? -pregunta Carpacho Clavícula Mortajosario emergiendo de una pila de hojas bajo el Árbol de las Brujas-. ¡En verdad no lo sabéis!


Bueno -le responde Tom el Esqueleto-, hummm... no. Fue...


¿En Egipto cuatro mil años atrás, en el aniversario de la gran muerte del sol?


¿O un millón de años antes, junto a las hogueras nocturnas de los hombres de las cavernas?


¿O en la Brutaña Druida al son del Sssss-bummm de la guadaña de Samhain?


¿O entre las brujas en toda Europa..., multitudes de harpías, de hechiceras, de magos demonios, diablos?


¿O sobre los techos de París, cuando criaturas extrañas se convertían en piedra y alumbraban las gárgolas de Notre Dame?


¿O en México, en los cementerios desbordantes de velas encendidas y muñequitos de caramelo en el Día de los Muertos?


¿O dónde?





Mil sonrisas calabaceras se asomaban desde el Árbol de las Brujas y más de dos mil ojos torvos y mordaces guiñan y parpadean con miradas frescas recién cortadas mientras Mortajosario guía a los ocho muchachos -no, nueve, pero ¿dónde está Pipkin?- que llaman a todas las puertas diciendo prenda-o-premio en una travesía de arremolinada hojarrasca, de cometa voladora, de escalamuros, cabalgando en un palo de escoba para descubrir el secreto de la Noche de las Brujas, la Víspera de Todos los Santos.


Y lo consiguen.


-Bueno -pregunta Mortajosario al final del viaje-. ¿Qué fue: una prenda o un premio?


-Premio y prenda -concuerdan todos.


Y tú también estarás de acuerdo.





RAY BRADBURY, El Árbol de las Brujas.






Sa màgia de Bradbury de nou, ara per explicar-mus d'on ve sa celebració d'aquesta nit d'octubre. 158 pàgines aptes per a tots es públics. Sobra dir que la recoman amb insistència a tothom.

viernes, 1 de octubre de 2010

Sombras Azules

Us present Sombras Azules un blog compartit amb altres aspirants a historiadors de l'art. Hem triat aquest nom com a tribut a Oscar Wilde, per sa seua vinculació amb es moviment simbolista i, en concret, per sa seua frase "Antes del Inpresionismo no había sombras azules".
En aquest blog intentarem fer que es que han fuit d'Erasmus mus contin què veuen d'interessant per Itàlia, Portugal i França mentre es altres mus entretenim amb lu que queda aquí, que no és poc. I al final, serà un calaix de sastre de lu més professional possible, on cada un de naltrus parlarem d'art, d'estètica, de música, de literatura, de teatre, d'òpera, de poesia... i totes aquelles coses que considerem interessant.

Estau tots convidats a passar-vos-hi.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Dieta mediterránea.




Todo acaba. Ese suministro de calor en vena diario, la sensación de haberse comido un gato, a la vez que creerse faquir y andar sobre carbones 8 horas cada día, horas extra en negro.
Con las hojas secas del otoño, vuelve la rutina del amarillo de la paleta del eterno pintor.
Que no hay más remedio que tomar nuevas sendas, y handar con pies de ceniza, despacito. No llegaremos, pues.

Y ahora... Fíjate, que me entran ganas de tirar las llaves a la basura, porque, ya ves, ¿de qué me va a servir a mí abrir puertas si no te vas a abrir de piernas? Que cuando me arrebatan el derecho de pernada le soltaría mil patadas a esta mañana... ¡Y que mañana no te encuentre bajo mi cama!

¡Y todo por un beso!
Por lo mismo Judas recibió 30 monedas.

Pero da igual, no pienso en el futuro, mi sueldo me lo gasto en derretir la madrugada en mis labios arañándole unas cuantas horas al mañana, en espirales de libros y melodías de órgano cayendo del cielo a mi ombligo, en retener tu aliento suicida en un pequeño relicario de altar.

Porque al final té esperaré, con el viento y el frío desgarrándome la cara. Y ya con la sonrisa ajada, te veré llegar, tarde, como siempre.

¿Quedará alguna oportunidad para nosotros?



Tot acaba, i un moment donat un es dóna compte de que arriba massa tard per certes coses. Sa meua vida és un caos i es meus sentiments funcionen com un rellotge de paret. I jo em perd. Comença una nova etapa, i reprenc aquesta iniciativa a la vegada que esper que es nous camins que estic començant a descobrir, em proporcionin s'oportunitat de distreure'm, d'obrir-me i de sentirme en harmonia amb jo mateixa.

*Imatge: Cala Sant Viecent, 60'. Robada a www.calasantvicent.com

domingo, 27 de junio de 2010

silencio


Johann Heinrich Füssli - Silencio.



El silencio tras la batalla.
El silencio de la derrota.
Me mata, me devora,
se lleva los olores y los recuerdos.
Todo está quieto
y el viento no sopla para llevarse las cenizas
que se amontonan en cada esquina,
en cada pliegue de las sábanas.
Ayer todo estaba en orden,
todo en su perfecto lugar,
la ropa limpia,
las sábanas sin olores,
la cama hecha.
Hoy no hay más que girones de tela
que deambulan sin rumbo por el suelo,
irreconocibles.
Mi piel hecha trizas
y algunos restos de tabaco en la mesa.
No hay espacio para el pensamiento,
para el estudio,
para la calma.
Sólo hay lugar para el dolor,
para los malditos recuerdos
de lo que fue la tormenta,
que no alcanzan a evocar el sol
ni el calor.
Sólo escarcha, frío y quietud.
El silencio me muerde otra vez
y, por fin, el reconfortable sueño viene a llevarme con él.
No hay más.
Silencio.